miércoles, 27 de mayo de 2009

yo te quiero, soy yo

Si toda mujer sueña con tener un poeta a su lado yo no voy a ser menos. Un poeta que cuando te desnude diga que eres tan simple como una de tus manos y que, en una mañana de verano, no puede compararte con ella porque tú eres más encantadora y templada

No me importaría que no estuviera enamorado de mi, solo seríamos amantes, y yo en calidad de musa. Aunque parezca fácil exige una gran responsabilidad ser la amante de un poeta, y ser capaz de permanecer libre, irreductible y pura a su vista.

Es tarea complicada, porque los poetas son gente difícil, si pierdes la cabeza en el primer verso ya no hay nada que hacer, pero quién no la perdería ante la idea de amar deshaciéndose temblorosa como un helado.

No aspiro a entrar en el alma de un poeta, eso es imposible, demasiado clara y abierta, como mucho a permanecer en las lindes.


Estoy convencida de que las mujeres que se enamoran de poetas sufren mucho y derraman muchas lágrimas, una frase hecha que a los poetas les encanta, pero es una condición que estoy dispuesta a soportar, a cambio, claro está, de un puñado de líneas. Por ellas soy capaz de todo.

martes, 19 de mayo de 2009

A Mario

Ha muerto Benedetti, un gran escritor; poco a poco van cayendo, los próximos serán Márquez, Delibes o Vargas Llosa, y entonces, miedo me da el futuro de las letras hispanas, con gente como Zafón & Company. En fin, mi pequeño homenaje con una poesía suya, buena paradoja.



Pasatiempo

Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.

luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra

ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.

ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.

lunes, 11 de mayo de 2009

Confieso.

Cuando te conocí era el amor en los tiempos de la peste porcina, y no doblaban las campanas, sino que cambiaban los números de mi reloj digital. Me llamabas tía y eras escribidor, la crónica de nuestra pasión ya estaba anunciada, y era tiempo más bien de guerra que de paz en una ciudad de perros.



Supe que siempre estaría loca por ti cuando me llamaste Sputnik, mi amor, Julieta, más bella que la propia Remedios, de boca amarga y labios rojos y duros, que arden.



Y que no temieran, fue lo último que supe de ti. En una lápida de Ginebra, y creéme que me cuesta seguir tu consejo, porque estoy muerta de miedo.

sábado, 9 de mayo de 2009

et eramus natura filii irae



"Y siempre, siempre, por debajo del arte de la técnica, corazones humanos alocados por el amor o por la ira, vidas pasajeras que se abrasaron... Sólo vive, sólo perdura la palabra."

*

Yo me muero, me muero a cada instante, como el girón de las alas que arremolina el aire. Pero no son de huracán.


Y sobre el alma...


No morderás el polvo, porque muerdes mi corazón
hieres la carne y retuerces mi alma como un lienzo.

Aúllo como el alma y un perro enfurecido, y tengo el alma fría. Y los pies.

El alma era lo mismo que una ranita verde.


Y al igual que paso largas horas preguntándole a Dios por qué se pudre lentamente mi alma,
quería preguntarte, mi alma, por qué anhelas.

Y hacia qué resbalas, y para que vives,

yo vivo para ver que tu sonreir no es más que eso, una boca amarga que besa, y para que mi carne mortal se hiele hasta los tuétanos.




Y mi río no se llamaba Carlos, y debo no quebrarle al día su esperanza, pero me quiebro, y no decirle al alba mi luto, pero lo ha visto, que es de nardo y verde sombra.

Lloré en la noche aguda,
que está sesgada por el dalle de los vientos que no olvidan. Que no olvidan que Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres.


*


Lo que empezó como asquerosa ironía termina con mi homenaje. A él, el hijo de la ira.