domingo, 2 de mayo de 2010

No, yo no tengo más que una vida; yo no quiero esperar la "felicidad universal". Quiero vivir para mí mismo; de otra manera es preferible no existir.

Crimen y castigo. F. Dostoievsky.

4 comentarios:

  1. “¿Y por qué escaparme?- siguió rumiando en su amargura-. Aquí todo es mugre, bochorno, la casa está hecha una porquería. En los juzgados por los que voy de la ceca a la meca, entre todas esas gentes atareadas que corren y se escabullen como ratones, ¡cuántas tareas sórdidas hay! Toda esa gente que se queda en la ciudad, todas esas caras que aparecen y desaparecen de la mañana a la noche e ingenuamente revelan su egoísmo, su cándida insolencia, la cobardía de sus ínfimas almas, el apocamiento de sus corazoncillos… ¡todo eso, francamente, es un paraíso para el hipocondríaco, y lo digo en serio! Todo queda expuesto, todo queda claro, nadie cree necesario ocultar nada, contra lo que sucede entre el señorío que va a las casas de campo o a los balnearios del extranjero, y, por consiguiente, es mucho más digno de respeto, aunque sea solo por su candor y sencillez… No me iré. ¡Me quedaré aquí hasta que reviente!”

    Velchaninov en “El eterno marido” de Dostoievski.

    O dicho de otra forma...
    "¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?

    El más grande de los grandes.

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  2. Empiezo a creer seriamente que alguien se está riendo de mi

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JODER