lunes, 31 de enero de 2011

Ciudad de Ilión


AL FIN he terminado La Ilíada. Me ha costado más que Guerra y paz y Crimen y castigo juntos. Por fin puedo poner la frase que me llamó a leerla cuando, en Teoría de la Literatura, Horacio decía que un buen escritor tiene que atraer al lector relatándole al principio de su obra en qué se va a adentrar:
Canta, oh diosa, la cólera de Aquiles, hijo de Peleo, cólera funesta que ocasionó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades tantas almas valerosas de héroes, que fueron pasto de perros y aves.

Qué gusto. Y ahora ya puedo decir que, aunque al principio me pareció un soberano coñazo, al final le acabé cogiendo el gustillo a esto de los clásicos. Y ahora mi padre ya no me puede decir que a qué espero a leerla, que él la leyó con doce años cuando vió en algún sitio: ¿qué queda del imperio de Alejandro? Nada. ¿Qué queda de Homero? Todo.


Y ya puedo subir esta foto que me encanta del rapto de Helena.

1 comentario:

JODER